Imagínate estar embarazada y tener que dejar tu casa en ruinas, huir de tu ciudad mientras siguen cayendo misiles, cruzar el Mediterráneo en un bote de plástico, llegar a Europa y encontrarte en un campamento de refugiados junto a una estación abandonada o que tu nueva casa sea una tienda de campaña en una gasolinera. Imagínate que te hacen una cesárea sin darte ninguna explicación en un hospital donde nadie habla tu idioma y dos días después te vuelven a dejar en la misma tienda de campaña. Imagínate criar ahí tu bebé recién nacido o de pocos meses, sin agua corriente, sin cocina, sin cambiador, sin comida apenas…

Hay cientos o tal vez miles de mujeres en esa situación: embarazadas o puérperas, refugiadas. Muchas jovencísimas, mujeres de apenas quince o diecisiete años. Otras mayores, con cinco o seis hijos que también viajan con ellas, algunos de apenas un año o dos, y ellas nuevamente embarazadas.
Alimentar y cuidar al bebé en semejantes circunstancias es muy difícil. Nurture Project International es una pequeña ONG centrada en dar ese apoyo a las madres, para que puedan amamantar y alimentar a sus bebés de forma segura. He pasado una semana como voluntaria con ellas, en EKO STATION, una gasolinera en las afueras de Polikastro, a apenas 15 km de la frontera con Macedonia donde se calcula hay unos 3000 refugiados, mucho más de la mitad deben de ser menores de edad. Ha sido una experiencia muy intensa y un aprendizaje enorme.
Un equipo de ocho mujeres trabajando en el terreno: matronas, estudiantes de matrona, psicólogas, artistas, gestoras y logistas, traductoras, de Italia, EEUU, Finlandia, España, Reino Unido, Zimbawe, Canadá. Una maravilla de equipo.
En EKO Nurture Project tiene dos carpas o tiendas para las madres y bebés: una para la consulta de lactancia y nutrición, la otra para el “baby hammam” o baño de los bebés. En esta última se ofrece algo precioso: un baño para los menores de dos años. Las madres previa cita tienen así un lugar limpio, acogedor y cálido donde bañar y cambiar a sus hijos más pequeños. Ese espacio lo atienden ahora Zoe, una voluntaria catalana con una energía preciosa y a la que podéis seguir en su blog Heartinhands y Meg, una psicóloga infantil incansable.
La otra tienda es para la consulta de lactancia y alimentación infantil. Ahí he trabajado la mayor parte del tiempo, con el resto de voluntarias especialistas en lactancia, alimentación infantil o matronería. Llegaban madres constantemente. Se les ofrece apoyo, alimentación para ellas, asesoramiento con la lactancia. Algunas no han podido amamantar y se les ayuda a dar los biberones de forma segura. Se hace una primera consulta en todos los casos y luego un seguimiento muy cuidadoso. Cada madre tiene su cuaderno con todo anotado, y además los datos se suben a una aplicación llamada MAGPI que facilita mucho el seguimiento. Se hace seguimiento del peso y desarrollo de los bebés cuando es preciso. Se escucha, se consuela, se anima. Se hacen tests de embarazo. A las embarazadas se les cuida especialmente, se palpa y escucha al bebé, se ofrecen suplementos vitamínicos y fruta, alimentos, información. A las madres recién cesareadas intentamos ayudarles al máximo. Ofreciéndoles una siesta en la tienda, ocupándonos del bebé mientras ellas duermen, dándoles masajes.

De tienda en tienda
Además de está intentando llegar a más madres, cada día se hace un recorrido por otros campamentos cercanos todavía menos atendidos. Se coordina con otras ONGs que también ofrecen atención o alimentos a niños pequeños, como Lighthouse Relief o Save the Children y el resto de ONGs en los campamentos.
Me ha parecido un trabajo precioso, muy cuidado y bien dirigido por Shelley en el terreno, por Brooke en la distancia. Una ayuda real: en semejantes circunstancias llegar a esta tienda, que te acojan, te cuiden, te den alimento y cariño, que te dejen dormir una siesta o que te apoyen con la lactancia es clave.
Os animo a visitar la web, a hacer donativos, a ser voluntarias. Si sois matronas, asesoras de lactancia, doulas, masajistas, educadoras, o si queréis ayudar simplemente a madres y bebés en los campamentos os animo a uniros a NPI. La única condición es hablar inglés, y si además habláis algo de árabe o griego aún podreis ser más útiles. Si vais como voluntarias teneis que correr con todos vuestros gastos. Nos alojamos en un piso en Polikastro a 5 km del campamento, cuesta 10 euros la noche, se puede cocinar y descansar muy bien, algo importante en esas circunstancias. Hay posibilidad de alojarse en otros lugares de forma gratuita.También hay muchos voluntarios independientes en todos los campamentos que cada día deciden dónde echar una mano: nunca sobran.
En medio de tanto sufrimiento el trabajo de Nurture Project International es una fuente de esperanza. Thank you!

Equipo NPI
http://nurtureprojectinternational.org/